La Actuación De Las Pesquerías Artesanales En Pequeña Escala De México: Un Sector Pesquero Unido

Los problemas complejos desafían las soluciones que abordan un problema solo desde un punto de vista. Ninguna organización o sector que trabaje de forma aislada puede resolverlos.

Tras un recorrido en lancha de algo más de media hora desde algún lugar de la singular península de Baja California Sur, se llega a una pequeña isla, en el Pacífico Norte mexicano. Esta isla, poblada por unos pocos cientos de familias pescadoras, se dedica a la pesca en pequeña escala de varios recursos como la langosta roja, el abulón, la escama y algas. Es una comunidad bien organizada, resiliente, que ha logrado superar numerosos retos con éxito gracias a su alto grado de organización y su relación con otros sectores con los que colaboran. Esta comunidad está tan alejada de todo, que casi no llega turismo, excepto por algunos valientes surfistas. Sus habitantes dependen del mar, hombres y mujeres dedicados a la pesquería desde que los más grandes tienen memoria.

Algunos de estos recursos, como la langosta, tienen un alto valor económico y por tanto, su pesquería tiene un gran impacto en la economía local y el bienestar social. Hace unos años, los pescadores comenzaron a encontrar langostas con el esqueleto externo reblandecido. Los compradores pensaron que estaban enfermas, desistiendo de comprar este producto. Nunca se había observado algo así, ni siquiera las personas mayores recordaban algo similar. Los pescadores y pescadoras preguntaron a los grupos con los que suelen colaborar: organizaciones de la sociedad civil, academia… pero sin éxito con la respuesta. Mientras, su producto seguía comprometido sin poder venderse al precio usual, lo cual redunda en pérdidas económicas para la comunidad de la isla. Una organización decidió compartir ese inusual hecho con otro pescador de langosta, pero del Caribe. Enseguida, el pescador aseveró: “También nosotros lo hemos visto, después de fuertes lluvias o huracanes. Eso ocurre cuando hay un exceso de agua dulce en el mar, tan sólo deben ponerlas en una tina con agua salada a que recuperen su aspecto normal\». Semanas después, investigadores llegaron a la misma conclusión, y relacionaron el hecho con lluvias atípicas en la región del Pacífico.

Un pescador del Caribe pudo dar solución a una perturbación que una pesquería sufría a 3,000 km de distancia gracias a que pudieron conectarse e intercambiar conocimiento. Existen soluciones locales desarrolladas por comunidades para retos complejos y puntuales. Sin embargo, las comunidades costeras carecen de un mecanismo eficiente para compartir soluciones locales y escalarlas. Las redes de impacto social son espacios para que los agentes de cambio se conecten y creen oportunidades de intercambio y aprendizaje colectivo.

Los desequilibrios derivados de cambios ambientales y los desequilibrios sociales son inseparables y se agravan mutuamente. No es casualidad que, en la época de mayor presión para el planeta, la tensión que soportan las sociedades también sea titánica. Muchas de estas desigualdades han ido en aumento y lo seguirán haciendo, exacerbadas por el cambio climático. La movilidad social disminuye, afectando la conectividad tradicional, mientras la inestabilidad social aumenta. El contexto de fragmentación social, acrecentada por la pandemia de COVID-19, dificulta la acción colectiva en todos los ámbitos.

Sin embargo, una sociedad que trabaja de manera organizada, generando impacto colectivo, es una sociedad más resiliente. Esto es aplicable a las comunidades pesqueras, en las que tradicionalmente el sector de las pesquerías en pequeña escala ha estado fragmentado. Históricamente se han buscado medios para agrupar a estas pescadoras y pescadores y reconocer las importantes contribuciones que las comunidades pesqueras ofrecen para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el marco de la Agenda 2030, por ejemplo.

Una visión compartida para inspirar el cambio

No siempre la acciones se co-diseñan considerando las voces de las comunidades pesqueras. La red de pescadoras y pescadores nació en 2020 con la siguiente visión compartida:

Las pesquerías artesanales en pequeña escala de México tienen una sola voz en la que todas las personas están incluidas y nadie se queda afuera.

\»Somos un grupo de mujeres y hombres unidos por el bien común de la conservación marina y las pesquerías sostenibles en nuestras comunidades. Producimos ciencia, transmitimos los conocimientos y nos aliamos para compartir las buenas prácticas y lograr el bienestar social a través de las generaciones\».

Esta red brinda a sus miembros la capacidad de lanzar una empresa social, unirse por el bien común y abordar problemas complejos como el cambio climático. Pero, ¿cómo lo hacen? Las redes de impacto social tienen un marco claro que incluye una visión común, un plan compartido y valores colectivos.

La construcción colectiva contribuye a lograr soluciones sistémicas al mismo tiempo que fomenta un entorno de apoyo para trabajar. Si bien la formación de una red de impacto social es muy intencional y tiene un propósito definido (la visión común), la magia realmente ocurre de manera orgánica cuando se unen mentes brillantes. Cada participante trae una experiencia y perspectiva única e individual sobre la sostenibilidad de las pesquerías o la conservación marina. Esa perspectiva varía de persona a persona, y ese es el poder de las redes: el reconocimiento de las individualidades en un entorno colaborativo inspirado por una visión compartida. En otras palabras, la innovación social no se limita solo al trabajo de los emprendedores sociales, necesita el apoyo total de la comunidad para examinar el problema desde todos los ángulos, encontrar soluciones que promuevan el bienestar en el espacio y aprovechar los recursos para poner esas soluciones en acción.

La innovación social se logra fomentando las actividades colaborativas (es decir, grupos temáticos), la medición del impacto colectivo, un grupo vertebrador que entrelace los nudos de la red, y requieren de un mecanismo de comunicación eficiente. PescaData ofrece la oportunidad de favorecer estos intercambios de una manera sencilla e intuituva. Los grupos temáticos de la red (i.e., monitoreo submarino, monitoreo oceanográfico, fotografía comunitaria, pesquerías sostenibles, COVID-19) favorecen el intercambio de soluciones comunitarias a través de un Foro, mientras que también reconocen la experiencia de cada uno de sus integrantes. Con la ayuda de PescaData también es posible medir las contribuciones de los usuarios y usuarias a las agendas globales, lo cual es imprescindible para fortalecer un discurso unificado e incluyente con todas las voces tradicionalmente olvidadas.

La acción colectiva ha probado ser una herramienta poderosa para fomentar la colaboración, cooperación, equidad, justicia, inclusión e igualdad en la sociedad.

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