En medio de un periodo de cambios tecnológicos, económicos y ambientales, encontremos la oportunidad de realizar también un “cambio de chip”; es decir, un cambio de conciencia que nos lleve a relaciones sociales más igualitarias e incluyentes.
Hablemos particularmente de las oportunidades de cambio en el sector pesquero. Un sector con amplia participación de las mujeres en actividades previas, posteriores y complementarias a la captura, pero con baja participación en la toma de decisiones pesqueras. Un sector donde las mujeres no solo participan otorgando valor agregado al producto, sino también muestran un gran interés en la conservación marina y la sostenibilidad de la pesca; en otras palabras, un sector con vastas posibilidades de aprovechar las habilidades, conocimientos y la percepción de las mujeres para participar junto a los hombres en el co-manejo de los recursos pesqueros y así alcanzar resultados más efectivos y sostenibles.
Cuando las mujeres adquieren nuevas aptitudes y capacidades de liderazgo se convierten en promotoras activas de buenas prácticas (e.g. restauración de pesquerías, vigilancia y monitoreo ambiental); actividades como estas, vinculadas a la conservación y la sostenibilidad, han contribuido al empoderamiento de mujeres líderes de cooperativas, tomadoras de decisión y empresarias. Por otro lado, estudios han señalado que también el uso de las tecnologías conlleva al fortalecimiento de las mujeres en diversas áreas y esto influye en su desarrollo social y económico. No obstante, para asegurar la plena participación de las mujeres en el manejo de los recursos pesqueros, es necesario invertir en su capacitación y educación formal, así como proporcionarles el equipo y las tecnologías apropiadas para mejorar su eficiencia, rentabilidad y sostenibilidad de sus actividades.
Alrededor del mundo y en distintos sectores económicos, se han desarrollado diversas estrategias para vincular el trabajo de las mujeres con la tecnología. Un ejemplo de ello es el desarrollado en pesquerías de pequeña escala mexicanas por Comunidad y Biodiversidad (COBI), asociación civil que ha echado a andar un proyecto de transferencia de conocimientos junto a 33 mujeres de 17 comunidades pesqueras del Golfo de California, el Pacífico Norte Mexicano y el Caribe. Estas mujeres, respaldadas por una serie de capacitaciones como narrativa, participación de la mujer en redes de valor pesqueras y el uso de la tecnología digital para documentar buenas prácticas, son las responsables de compartir los conocimientos adquiridos al resto de las comunidades y mostrar cómo las herramientas tecnológicas, como la aplicación para celular PescaData, pueden facilitar los procesos administrativos, operativos y de enseñanza en las pesquerías; procesos en los cuales usualmente existe un fuerte involucramiento de las mujeres.
Aplicaciones como PescaData, podrían funcionar como mecanismos para incorporar a las mujeres en procesos de empoderamiento a través de la observación y entendimiento del mundo que les rodea. De esta manera serán consideradas como “poseedoras de conocimiento”, diseminarán el mensaje de sostenibilidad tanto en las mesas de discusión, como a las nuevas generaciones, contribuyendo así al capital social. Si la visión es, alcanzar resultados duraderos en la pesca sostenible y en la conservación marina, promover la participación igualitaria de mujeres y hombres en el manejo de los recursos pesqueros es la inversión indicada.
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